Una buena nutrición es esencial para la salud y bienestar general, sin embargo, es muy común en adultos mayores padecer algún tipo de desnutrición sin que sean consciente de ello. Hoy os traemos una serie de pautas a seguir para aprender a identificar los signos y riesgos de la desnutrición y cómo cambiar los malos hábitos en la alimentación.
¿Qué causas pueden originar desnutrición?
Lo normal es pensar que las causas de la desnutrición se deben a una mala dieta carente de nutrientes, pero lo cierto es que pueden provenir de una serie de problemas físicos, sociales y psicológicos. Estas son algunas de las causas principales a tener en cuenta:
- Cambios normales debido a la edad. El gusto, el olfato, el gusto…generalmente disminuyen con la edad afectando a los hábitos alimenticios.
- Deterioro de la capacidad para comer. La dificultad para tragar y masticar o la mala salud dental se acentúan.
- Enfermedades. La inflamación producida por determinadas enfermedades puede generar falta de apetito y cambios en la forma en que el cuerpo procesa los nutrientes.
- Medicamentos. Algunos medicamentos pueden afectar en el apetito, generar molestias estomacales o afectar a la absorción de los nutrientes.
- Restricciones en las dietas. Las restricciones dietéticas como la reducción de sal, grasa o azúcar pueden contribuir también a una mala alimentación.
- Menor vida social. Es posible que la soledad que padecen algunos mayores les produzca falta de interés en cocinar y comer.
- Depresión. La soledad, la mala salud, reducción de movilidad… son causas que pueden generar mal estar y falta de apetito.
¿Qué tipos de problemas puede causar la desnutrición?
Lo primero que debemos saber es que una mala alimentación puede generar problemas de salud tales como:
- Un sistema inmunológico débil que promueve el riesgo de coger infecciones.
- Disminución de la masa muscular y ósea, esto puede derivar en aumento de las caídas y agravamiento de fracturas.
- Mayor riesgo de hospitalización.
¿Cómo cuidar y prevenir la malnutrición?
Como hijo/a o cuidador de una adulto mayor, puedes ayudar y hacer seguimiento de su salud nutricional. Para ello, deberás tener en cuenta los siguientes aspectos:
- Controlar el peso. Mantén un registro semanal y anota los cambios. Fijarte en si la ropa le queda más holgada de lo normal o no puede ser otro indicador a tener en cuenta como referencia.
- Seguimiento de la toma de medicamentos. Lleva un registro de todos los medicamentos, sus dosis y los horarios. Sobre todo cuando son nuevos, estos pueden provocar efectos secundarios que afecten a su nutrición.
- Observa sus rutinas. Estar presente en las horas puntas de las comidas, observar sus hábitos alimenticios y anotar qué come y en qué cantidades puede ayudarnos ver si mantiene una buena dieta nutricional.
- Planea las comidas. Teniendo en cuenta su dieta actual, haz un plan para la lista de la compra y platos de comidas saludables. Anticipa y organiza un plan de comida semanal donde los platos seleccionados tengan el aporte necesario de nutrientes.
- Convierte el momento de la comida en visitas. Pásate de visita durante las horas de la comida o invita al adulto a tu casa a comer con cierta frecuencia. Esto fomentará y subirá el ánimo de la persona ayudándola a crear apetito por la comida.
¿Como mejorar la nutrición?
Hay múltiples formas de ayudar a un adulto mayor a mantener unos hábitos saludables y una buena diera a la hora de las comidas. Estos son algunos de los aportes que los alimentos deben llevar con regularidad:
- Alimentos rico en nutrientes. Frutas, vegetales frescos, cereales integrables ricos en fibra, pescados y carnes sin grasa son los alimentos que deben primordiar en sus comidas.
- Suplementos alimenticios. Tomar bebidas nutritivas que ayuden con al ingesta necesaria de calorías. También puedes agregar claras de huevo o suero en polvo a las comidas.
- Especias aromáticas. Usar múltiples especias y plantas aromáticas para añadir sabor a las comidas sin necesidad de incrementar la ingesta de sal puede ayudar en gran medida a generar un mayor apetito.
- Vitaminas y minerales. Acudir a un médico o nutricionista para hacer un chequeo cada cierto tiempo y valorar si está tomando la ingesta adecuada de minerales y vitaminas para determinar si es necesario la toma de complementos vitamínicos entre otros.